viernes, 28 de agosto de 2009

Nudismo sí, nudismo no

¿Qué ha pasado de repente con el nudismo?
¿A qué viene toda esta polémica sobre si podemos andar por la playa y otros espacios públicos como nuestra madre nos trajo al mundo o no?

Personalmente pensaba que éste era un tema superado hace mucho tiempo por gran parte de la población y me sorprende enormemente que ahora todos los ayuntamientos se pongan a sacarse de la manga prohibiciones (anticonstitucionales, por cierto...)para limitarlo y en algunos casos eliminar el nudismo de sus playas. Eso sin contar la nueva moda de prohibir usar el teléfono móvil mientras te bronceas en la arena o tomarte una cervecita mientras compartes con tus amigos un día de mar y sol. Si es que algunas originales son un rato...

Hoy aparece en El País el caso de Cádiz. La alcaldesa de esta cuidad ha declarado que no es una prohibición, sino una norma de convivencia más como lo es no jugar a las palas o no pasear a los perros. Desde aquí y en mi postura de nudista quiero agradecerle tan bella comparación. Evidente es que los perros, esos seres desalmados y promiscuos, también circulan sin ropa por las playas y por cualquier otro espacio público y común con el resto de individuos que tienen que sufrir sus cuerpos desnudos día tras día.

¿Qué hay tan ofensivo en un cuerpo desnudo? ¿Pensamos en sexo, asco, vergüenza ajena...? ¿Cuál es el verdadero problema? Porque si a cualquier persona el hecho de encontrar a un nudista en la toalla de al lado le produce cualquiera de esos sentimientos, el que debería tener una playa restringida es él o ella... ¿Por qué en una playa nudista puedes ir con bañador y el caso contrario no goza de la misma libertad? Porque por la misma razón también podríamos quejarnos los nudistas, "no queremos que en nuestras playas haya un solo milímetro de tela". En nuestro afán de darle libertades a todos no sé yo si nos estamos extralimitando; "puedes hacer toooooodooooo esto, hasta que le moleste al vecino, entonces lo prohibimos". Que conste que no estoy de acuerdo en molestar al vecino (pobre señor), pero realmente me pregunto si es necesario "meter a las instituciones en esto". Humanos tan deshumanizados que somos incapaces de llegar a un acuerdo por nosotros mismos.

Y así nos va, cuando algo no nos gusta, le hacemos un gueto a medida para no verlo. Presumimos de un civismo que no tenemos, porque la convivencia es una batalla que no se gana prohibiendo, poniendo límites. Se gana viviendo en compañía, compartiendo, aprendiendo...no echándonos las manos a la cabeza en pleno siglo XXI por chorradas como un cuerpo desnudo o que dos sombrillas más allá alguien pase su día de playa tocando la guitarra.


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jueves, 27 de agosto de 2009

¡Mucho tiempo después!

Parece que fue ayer pero cuando te das cuenta...han pasado meses y meses...incluso años. Siento todo este tiempo de retiro para aquellos (dos, como mucho) seguidores de mi blog. Intentaré retomarlo nuevamente, pero...
¡No prometo nada!